Fotoreportaje: La necesidad es más fuerte que la presión.
Vender deambulando en distintas calles de Santiago de Cuba se ha convertido en un arte para el ciudadano de a pie, no solo para salir de la mercancía sino para evadir a los inspectores y la policía.
Para muchas personas el vender en las calles no es nada fácil, pero como también dicen muchos, “que vamos a hacer, de algo hay que vivir”.
“A pesar de las dificultades que afrontan estas personas a la hora de vender, por el fuerte acoso por parte de los inspectores y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), muchos se arriesgan a negociar, aun sin documentación para su subsistencia y la de sus hijos” , así señalo Danilo Velásquez, vecino de calle Aguilera.
La venta del pan especial, la mantequilla, el aguacate, la guayaba, el quimbombó, son algunos de los productos que se venden, porque la variedad es insospechada, desde un producto agrícola, ropas y hasta una tuerca. La venta de productos por fuera, es decir los no establecidos o autorizados es común en las calles santiagueras, el conocido ¨mercado negro¨.
La mayoría de los vendedores según investigamos, deben de hacerlo caminando, pero evaden los controles y se quedan estáticos, por lo agobiante de las caminatas diarias y muchas horas, además de la clientela fija que consiguen.
En el Reparto Altamira, calle Aguilera, Trocha y Cristina son los grandes sitios de ventas de los proveedores ambulantes acá en Santiago de Cuba. Gracias a ellos, muchas personas se ahorran grandes tramos para poder acceder a la compra de estos productos, a pesar de que sus precios es mayor que el precio de los mercados, tiendas estatales y , en ocasiones, puntos particulares fijos.
Según comenta Orlando Pérez, vecino de Altamira, “estos vendedores solo nos hacen un favor, porque el Estado, no tiene que ofrecer y por otra parte de igual manera, donde compres o a quien, todo está caro”.
Muchos vendedores son víctimas de elevadas multas, según refieren los entrevistados, por cualquier cosa, multas que ascienden a los 1500 pesos en CUP, sin poder reclamar en caso de que piensen que es injusta.
Ha sido motivo de noticia en reiteradas ocasiones, el hecho de que los inspectores, presionan a los cuentapropias buscando alguna ganancia, y aunque muchos entregan la patente, muchos insisten en continuar con sus negocios, porque la necesidad es más fuerte, que las presiones en la que viven a diario. Sirvan estas fotos para ilustrar nuestra temática en Santiago de Cuba.